Desde cuando se nos da a luz tenemos una sombra. Una suerte de agujero recortado en la luz, contorneado sobre nuestro perfil. Lo llevamos a pasear en el mundo cierto. Como una ausencia, vaga entre las cosas que existen, siempre con nosotros. Prueba impalpable, reflejo multiforme de nuestro espesor existencial, es el lado oscuro e inverso de la moneda del existir. Sombra es sinónimo de espíritu o, mejor dicho, de espectro. Esa presencia siempre al acecho, alrededor de nosotros, incluso dentro de nosotros. No deja huella y por eso mismo la percibimos por todas partes, más cerca: obsesión de misterio.
Indianshadows es una obra sobre los reflejos y las emanaciones de la cultura y de la historia de los indios de América. Tal como una sombra, no puede más que reproducir con absoluta adherencia las expresiones musicales de la tradición. Sin embargo, no se deja cautivar en una definición positiva. Es y no es esa música. Como por la sombra, importa mucho el contexto, la luz, el punto de vista. Si el eje temático declarado se funda en el discurso etnomusicológico y etnohistórico, de hecho, en sus muchas etapas y enfoques, el viaje a través del mundo de los indios se produce en una dimensión escurridiza. Tras un juego intencional de intercambios y espejos.
El dato real se transfigura, perdiendo toda credibilidad. Se derrite en sugestiones, míticos guerreros de celuloide, impresiones y juegos de la infancia: sombras invisibles de cazadores al acecho… Tan solo así puede salvarse del inmediato congelamiento; rompe el vidrio de la vitrina y empieza a vivir, para sorprendernos todavía. Entonces se manifiesta el caudal épico y metafísico de una vocalidad cautivante. El gran mantra puede correr en el misterio de las cosas de siempre; y partiendo desde lejos, desde los silencios y los sonidos de un mundo antes del hombre, alcanza el hombre del 2000, para oprimir su pecho y destapar sus oídos.
No por nada, la obra entera se organiza en torno a los efectos sonoros. Los sonidos llamados “no musicales” componen verdaderas ambientaciones acústicas; contribuyen a deslindar la imagen no visual; forman parte de la partitura musical. En una música que tiene un mundo detrás, y de alguna manera lo manifiesta, no puede haber distinción ni quiebre entre sonido y ruido; todo lo contrario, los unos y los otros dialogan sistemáticamente por llamados y señales. Si la música nace y se inspira en el ruido, también el efecto sonoro se engasta en la pieza que lo reclama y lo reinventa.
En el juego de espejos de Indianshadows, lo andino es la contraparte. Su presencia se reconoce inmediatamente por los instrumentos de viento y la vocalidad idiomática. Contrasta con la esencialidad primordial del otro orgánico musical. Sin embargo, hay cierta continuidad en la emisión del aliento y en el acompañamiento de tambores percutidos por mazos. Mas, el verdadero vinculo va mucho más allá que una genérica semejanza: reside en la correspondencia temática de las dos pinturas musicales. Un nexo profundo, nunca declarado explícitamente. El hecho sigue siendo que, arrimadas la una a la luz de la otra, estas músicas osan mostrar rostros inéditos, gratamente sorprendentes. Parecen escudriñarse la una a la otra con esa misma curiosidad y discreción de dos hermanas, hijas de la misma madre, que tuvieron que crecer separadas por causas de fuerza mayor; y que, por una extraña y fatal circunstancia, se hayan encontrado y descubierto en edad madura, unidas en la sangre.
Il Laboratorio delle Uova Quadre es una institución musical nacida en Roma (Octubre 2006) con la misión de recoger y elaborar el legado artístico y cognitivo de la asociación cultural Trencito de los Andes.
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